viernes, 8 de octubre de 2010

Viernes

Me pregunto qué es lo que ven los demás de nosotros que nosotros no vemos.

Creo conocerme bien. Creo saber cuales son mis limitaciones, mis cualidades, que alguna hay, aunque ayer alguien me dijera: tú siempre tan modesta, mis defectos, mis posibilidades. Creo haber sentido, antes de que me dolieran, mis fracasos anunciados y haber anticipado alguno de mis éxitos.

Pero a pesar de llevar todos estos años conmigo misma, aceptándome, entendiéndome, justificándome, exponiéndome o protegiéndome, siempre hay cosas que sorprenden.

Es educado, dulce, guapo y parece mucho más joven de lo que en realidad es. Escribe canciones, dice que me sorprenderían sus letras.

Sin conocernos una tarde te pusiste al lado de mi mesa, y me lo contaste todo. Yo no pregunté, sólo te miraba y escuchaba. Dejé que te vaciaras. La otra tarde, ya sentado a mi lado, lo hiciste de nuevo. Debe escocerte mucho para que necesites volverlo a hacer. Y yo te volví a escuchar. A veces uno necesita contarlo muchas veces para que deje de doler, yo lo hice, ahora me doy cuenta de que quizá durante mucho tiempo, pero seguramente era el que necesitaba. Y él lo necesita ahora.

Esta mañana has llegado, yo ya estaba en mi mesa. Desde la puerta has ido dando los buenos días, has encendido el ordenador y te has sentado. De repente te he visto de nuevo a mi lado, te estabas agachando y me has dado dos besos. Nos han mirado todos.


¿Qué ha visto?

5 comentarios:

  1. Pues a ti, un brillante en la morralla, seguro. Algunos ven más allá de nuestro escote. Un beso. Lucía

    ResponderEliminar
  2. ha visto que unos ojos le seguían. De esas personas quedan pocas.:)

    gracias por pasarte.

    ResponderEliminar
  3. Una persona que es capaz de escuchar.

    Si se encuentra bien vale un par de besos.

    ResponderEliminar